- Profesión: Ingeniero
- Fecha de nacimiento: –
- Localidad: Rensefed Luebech
- Provincia: Alemania
- Residencia: –
- Fecha de muerte: 1947
- Localidad de muerte: –
- Provincia de muerte: –
- Edad de defunción: 46
- Causa de la muerte: Salud mermada tras su estancia en el Fuerte de San Cristóbal y las penas de trabajos forzados en Badajoz y Cantabria. Muere muy joven, en 1947, un año después de obtener la libertad condicional.
- Paradero: –
Más información
«Consejo de Guerra en Colmenar Viejo.Traslado a Montijo. Preso en el fuerte de San Cristóbal.» [01]
No fue ejecutado por «axilio a la rebelión», le permutaron la pena tras un año. En su lugar fue encarcelado en el Fuerte de San Cristóbal y destinado a trabajos forzados, esclavitud, en Badajoz y Cantabria. En 1947, recién obtenida la libertad condicional, murió.
Entrevista en Diario de Noticias a su nieto eurodiputado Willy Meyer:
«Willy Meyer (Madrid, 1952), eurodiputado de Izquierda Unida, nunca conoció a su abuelo. Murió cinco años antes de que él naciera, en 1947, a causa de la dura estancia en el Fuerte de San Cristóbal y los trabajos forzados a los que se vio sometido en Badajoz y Cantabria. Su delito: «Defender a la República, al régimen constitucional.
Su abuelo era alemán, pero aún así decidió luchar por la República.
Efectivamente. Estaba casado con una española y tenía dos hijos nacidos en España. Le tocó vivir la sublevación en Madrid y le dijeron: «Usted no tiene ninguna obligación, pero ¿se quiere movilizar para defender la República?». Y aceptó
¿Cuándo fue capturado?
Fue capitán en una unidad de material de explosivos, era ingeniero. Cuando Madrid cayó, fue condenado a muerte por «auxiliar a la rebelión».
¿Por «auxiliar a la rebelión»?
Sí, todavía me sublevo cada vez que leo la cartilla de detención. Él, que luchó por defender al régimen constitucional, es acusado de «auxiliar a la rebelión». Los sublevados llamando rebeldes a los que en realidad fueron leales.
¿Y fue ejecutado por ese delito?
No. Le permutaron la pena tras un año. En su lugar fue encarcelado en el Fuerte de San Cristóbal y destinado a trabajos forzados, esclavitud, en Badajoz y Cantabria. En 1947, recién obtenida la libertad condicional, murió.
¿Por las condiciones en las que tuvo que vivir?
Sí, fue prácticamente un esclavo en Badajoz y Cantabria. Y el Fuerte no fue mejor. Ayer lo visité y vi la presunta celda de mi abuelo. Fría, sin luz, sin apenas comida… Esto no era una prisión, era un campo de exterminio.
Y como él 795 personas más.
Sí. La democracia tiene una asignatura pendiente y es la reparación moral de todas las personas procesadas en el franquismo, que fueron encarcelados, torturados y fusilados. Hay que seguir luchando para que, por ley, todos los expedientes y cargos de estas personas queden nulos.
De momento, parece que no será así e incluso Garzón ha sido inhabilitado por investigar estos casos.
Es el sinsentido de la Historia. Que los verdugos juzgan a las víctimas.» [02]
Fuentes:
[01] Memoria Pública: VER
Otras referencias:
http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2004/06/1124/
Nota de Parque de la Memoria:
Consideramos una labor prácticamente inabordable el hecho de catalogar y relatar todos los casos de represaliados, viudas, huérfanos, exiliados, excarcelados que vivieron infiernos vitales que les acortaron la vida brutalmente. En el caso de Guillermo Meyer, como otros tantos, puede muy bien recogerse en los lugares de homenaje como víctimas de la represión aunque en lugar de morir fusilados o en los muros de un campo de concentración viesen agotarse su último aliento poco despues de obtener una libertad ya con una salud psíquica y física totalmente cercenadas.
Nos parece importante saludar y homenajear a los fusilados, a los muertos posteriormente a la represión directa y a los supervivientes contra todo pronóstico, así como a los desdendientes y allegados que sufrieron en duelo y las mil peripecias de la represión, la postguerra o el exilio.
En el caso de Guillermo Meyer nosotros entendemos que merece ser referido y registrado como una de las víctimas de la represión en Navarra, en éste caso en el capítulo de los «no-registrados-anteriormente» y así lo hacemos constar. Otros historiadores y analistas del periodo adoptaran otro criterio. Este es el nuestro, so pena de quedarnos siempre cortos pues es una labor imposible conocer los centenares, si no miles de víctimas posteriores a las excarcelaciones, huídas, exilio… con la salud totalmente mermada por la peripecia. El caso del abuelo de Willy Meller sirve por tanto de homenaje simbólico a este tipo de víctimas, muchas de ellas anónimas para la historia y los cronistas ortodoxos.