Ellas hacen memoria

Represaliadas por Franco. Algunas esquivaron la cárcel y otras lograron sobrevivir, pero todas fueron denigradas

Foto de "pelonas", publicada en Publico.es2010/03/14. OLIVIA CARBALLAR – SEVILLA. Público.es

Bastarían los testimonios que se conservan para escribir este reportaje. «A La Trunfa le dieron una paliza y, sin dejar de maltratarla, la introdujeron en un cuarto del cortijo, donde la intimidaron» tendiéndola en el suelo, «obligándola a remangarse» y exhibir «sus partes genitales; hecho esto, el sargento, esgrimiendo unas tijeras, las ofreció al falangista Joaquín Barragán Díaz para que pelara con ellas el vello de las partes genitales de la detenida, a lo que este se negó; entonces el sargento, malhumorado, ordenó lo antes dicho al guardia civil Cristóbal del Río, del puesto de El Real de la Jara. Este obedeció y, efectuándolo con repugnancia, no pudo terminar, y entregó la tijera al jefe de Falange de Brenes, que terminó la operación. Y entre este y el sargento terminaron pelándole la cabeza».

La terrible escena, localizada por el historiador José María García Márquez en los archivos militares de Sevilla, no es un caso aislado. El problema o la excusa es que, pese a las vejaciones, torturas y violaciones que sufrieron las mujeres en la guerra y el franquismo, existen muy pocos testimonios escritos que delaten la barbarie, y mucho menos estadísticas que remuevan la conciencia colectiva.

Algunas esquivaron la cárcel, otras lograron sobrevivir, pero todas fueron denigradas por el régimen fascista. Y nadie, sin embargo, las ha reconocido como víctimas, nadie les ha pedido perdón, nadie las ha escuchado. La Ley de Memoria Histórica también se olvidó de ellas.

Frases-resumen:

– «Sufrieron una experiencia más dramática que la cárcel», dice la Junta

– Los falangistas las usaron como trofeo para mofarse de los vencidos

(…)

Debemos pedir perdón por nuestro silencio 

CECILIO GORDILLO, coordinador del grupo de Memoria Histórica de CGT-A

La humillación pública de las mujeres por medio del «rapado y/o la ingesta de aceite de ricino» y de la violencia más detestable (violación) a la que llamaba a través de las ondas Queipo de Llano, el general golpista enterrado bajo una Virgen y que tan buenos resultados consiguió terror generalizado, será reconocida oficialmente como argumento para ser declaradas víctimas del franquismo.

Que recuerde, hasta el momento no hay una sola mención a este numeroso grupo de víctimas, ni en la Ley de Memoria Histórica, ni en los muchos decretos, órdenes o acuerdos de los diferentes gobiernos y parlamentos tomados en los últimos años, y no será por desconocimiento, pues cada vez hay más investigaciones y estudios publicados, y algunos llevamos años reivindicándolo.

Reconocer, mediante un decreto, la existencia de este tipo de actos criminales es todo un avance que rompe el estrecho sendero que marcaba el concepto «privado de libertad» como el único que daba derecho al reconocimiento y al homenaje oficial. Más allá de la indemnización, algunos estamos por perdirles perdón por escrito por el tiempo de silencio transcurrido.

 

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