¿Caídos por Dios y por España o carne de cañón?

LIbro con los muertos en el bando nacional

Las cuestión es clave ¿Cuantos de los más de 4.722 muertos en el frente de los Sublevados eran realmente antifascistas, desafectos o indiferentes a este bando pero fueron alistados bajo medidas de terror? Muchos fueron fusilados antes de ir al frente, como los cerca 300 del Tercio de Sanjurjo, estos aparecen parcialmente, en el delirio de un homenaje surrealista y forzado, en aquellos pueblos que quieren rellenar de nombres, así como en Sartaguda, consumada tamaña matanza, se escamotean los 43 fusilados del mismo Tercio. Del mismo modo y por distintas razones cabe presumir que falten muchos de los caídos en función del caprichoso reparto del carnet de raza y mérito a juicio de los caciques de cada demarcación o de los mismos editores.

La mejor contextualización posible de este libro de propaganda la encontramos en la página 72 de «Sartaguda 1936. El pueblo de las viudas» en el capítulo de José María Jimeno Jurío titulado «Sartaguda 1939-1939»: [01]

 


 

 

 

9. Caídos por Dios y por España ¡¡Presentes!!

En 1951, siendo Jefe provincial del Movimiento en Navarra el gobernador civil camarada Luis Valero Bermejo, fue impreso por la editorial Gómez un libro de 254 páginas, lujoso por la calidad del papel y la encuadernación en piel roja repujada. En el centro de la cubierta van grabadas las cadenas de Navarra laureadas, escudo que se repite en la portada, bajo el título «1936-1939.  Caídos por Dios y por España. Navarra», seguida en la hoja siguiente un recordatorio: «como recuerdo a la gesta heróica de Navarra en el Movimiento Nacional […] concedo a la provincia de Navarra la Cruz Laureada de San Fernando [02] , que desde hoy deberá llevar en sus escudos. Franco» Se publican las relaciones nominales de los muertos en la guerra, por orden alfabético de pueblos, desde Abáigar a Zúñiga.

Como promotores de la guerra y la causa misma, el libro es un Jano bifaz. Blanca una cara, la de mostrar al pueblo, negra la de la verdad. Una la fachada, contradictorio el contenido. Apariencia deslumbrante y realidad podrida de mentiras y falacias dentro. Los verdaderos vencedores echaron al pueblo, para contentarle, la lista de sus «Héroes». preciosa en la presentación, plagada de errores. recoge 4.722 nombres de  «Caídos». Ni están todos los que son, ni son todos los que están. Porque las relaciones son incompletas en bastantes pueblos, y porque, al tener la publicación como objetivo alardear de  «mártires» y  «enseñar» muertos, fueron incluidos en algunos pueblos de la Ribera los fusilados en el Tercio de Sanjurjo. Se da la circustancia, como en Ablitas, de que los nombres de los legionarios asesinados en San Gregorio de Zaragoza no constan en el monumento erigido en el muro del templo parroquial, pero sí en el libro de propaganda que estamos comentando. La relación engorda en Andosilla con los 16 ejecutados de Sanjurjo y lo mismo en otros pueblos. Por supuesto, figuran los legionarios que, salvados de la matanza, fueron cayendo en los distintos frentes y sectores a lo largo de la guerra. Y aunque aquellos figuran entre los «caídos», ni las viudas ni las madres recibieron pensiones ni beneficio alguno.

En la página 197 de la citada obra figura Sartaguda con 13 muertos cuatro falangistas y nueve militares. Falta el último caído. Aquí, como en casi todos los pueblos de nuestra Ribera, es preciso distinguir entre los llamados «caídos», tres grupos de personas:

 

  • los que marcharon al frente voluntariamente y en aras de un ideal (falangistas, contabilizando 4 caídos en el caso de Sartaguda)
  • los incorporados obligatoriamente por haber sido movilizados sus reemplazos (la entonces mili obligatoria)
  • los obligados a alistarse como «voluntarios» para salvar la vida y después fueron engullidos por una guerra promovida por unos intereses que no eran los del pueblo, pero cuyas consecuencias tuvo éste que pagar.

 

 

 


 

En buena medida, el papel relevante de Navarra en la Guerra Civil de 1936 le condena a pasar a la historia como una región dominada por fuerzas profundamente reaccionarias puesto que en el primer impulso del golpismo fascista ejerce a la vez de laboratorio de terror en la retaguardia, campo de concentración, tapias y cunetas para fusilamientos, lanzadera de banderas de Tercios de Requetés, Banderas de Falange y Unidades del ejército regular, cuartel general del «Director» (General Mola)…

Es pública y notoria la trama civil, religiosa y militar que imperó en Navarra apoyendo fuertemente la sublevación. Como también es del todo público y notorio su aporte brutal de sangre guerrera contra la república democrática (además de los más de 3000 fusilados de origen o residencia en Navarra, navarros fusilados fuera, foráneos traídos a fusilar en Navarra o a morir en campos de concentración y trabajos forzados…)

En menor medida se habla del buen volúmen de navarros anónimos que deploraban o se opusieron activamente a la sublevación y que profesaban ideas democráticas y progresistas. En plena retaguardia se ejerce una auténtica «limpieza ideológica» asesinando a un volumen altísimo de los potencialmente simpatizantes del Frente Popular. Parece claro que con la conversión del territorio en una vigiladísima y violenta cárcel a cielo abierto, la política de terror y el reclutamiento sarcásticamente llamado de «voluntarios» encierra detrás las lapidarias preguntas retóricas de «¿al frente o al Fuerte?», «¿al frente o a la cuneta?», o la marca a sangre y fuego en el recuerdo de amigo, vecino o pariente recientemente encarcelado o fusilado por «rojo», o «masón», «separatista», «enemigo»…

De modo que no es ocioso afirmar que entre los probablemente más de 5.000 combatientes del bando nacional que cayeron en la guerra, más de la mitad marcharon al frente desde la indiferencia, el miedo o la interna repulsa hacia aquellas banderas que les obligaban a defender. El total de los combatientes navarros parece incierto pero hay diversidad de fuentes. Hay quienes hablan de 6000 requetés marchando el la Plaza del Castillo los primeros días de julio.

El caso es que si sumamos los muertos en defensa de la república (en Sakana pueblos como Altsasu se vaciaron de varones que pasaron la muga para batirse en defensa de la república), los fusilados, muertos en campos de concentración, muertos en tercios del del requeté, banderas de falange o unidades del ejército sublevado… el volúmen de gente de Navarra que murió fue muy relevante y abrumador el número de viudas y huérfanos de la guerra, la mayoría de ellos claramente desafectos o indiferentes a la causa de los sublevados, interesadamente denominada de los «nacionales».

Fuentes documentales

Aquí pueden verse fotos de un libro en el que se catalogan a modo de homenaje los nombres y apellidos por pueblos y concejos de los «Caídos» por servir en filas militares del bando sublevado.

VER LIBRO «CAÍDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA» (Editado por el régimen de Franco en 1951, con prólogo de Luis Valero Bermejo, jefe provincial del Movimiento) con las listas de navarros muertos en el bando sublevado. Fotos de Visualiza.info/Parquedelamemoria.org

En un posterior trabajo analizaremos las proporciones de muertos por poblaciones, valles y merindades comparando muertos en el frente de ambos bandos, los fusilados y las cifras de varones y población total censadas en aquel momento para comprender mejor la repercusión de la Guerra Civil en Navarra.

[01] Sartaguda 1936-1939. José María Jimeno Jurío/Fernando Mikelarena. Ed. Pamiela 2008. VER FICHA Y SINÓPSIS

[02] Cruz Laureada de San Fernando: VER. Renuncia a la misma por parte del parlamento de Navarra en 2012: VER. Defensa arguye la «inderogabilidad» del decreto franquista de «La Laureada»: VER