YNSA ARENAL, Amadeo

Trancribimos la completa biografía procedente de la «Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores» (VER)

Teniente coronel Amadeo Ynsa Arenal (1888-1936)

El teniente coronel Amadeo Ynsa Arenal nació en Villafranca de Navarra el 10 de febrero de 1888, hijo del comandante de Infantería Cecilio Ynsa Albacar y de Juana Arenal, pariente de la pionera feminista Concepción Arenal.

Contra los deseos de Amadeo, su padre lo hizo ingresar en la Academia de Infantería de Toledo, donde cursó sus estudios como cadete desde 1906 a 1909, es decir, al mismo tiempo que Francisco Franco.

Su primer destino como segundo teniente fue Santander, donde tuvo que salir a reprimir las huelgas que tuvieron lugar en su cuenca minera en 1910, lo que avala que el Ejército español ha servido más a menudo como policía interna que como verdadero ejército defensivo.

Al año siguiente es ascendido a primer teniente y destinado a Menorca, donde se hizo socio del Casino Obrero de Unión Republicana y conoció a su mujer, Mercedes Escandell, con la que tuvo tres hijos antes de ser enviado, bajo la dictadura de Primo de Rivera, a combatir en la última campaña de África (1923-1927) en el Regimiento de Infantería Ceriñola nº 42 de Melilla, ya con el grado de capitán.

Allí participa al principio en diversas misiones de protección de convoyes y retirada de fuerzas, donde asiste a algunas escaramuzas.

El 1 de julio de 1923, “a las órdenes del coronel  Eduardo García Fuente salió hacia Kobba-Darsa para llevar un convoy a dicha posición sitiada por numeroso enemigo, en cuya operación tanto a la ida como al regreso sostuvo nutrido fuego con el enemigo, que se opuso tenazmente a la entrada del convoy hasta que el resto del batallón, una fracción de regulares y el convoy de acémilas se hubieron retirado a Tisgarin”.

Es el estilo literario de la época. A partir de entonces, el militar pasará de tener un valor “supuesto” a tenerlo como “probado”. En las fotos de familia se le ve ante un barracón protegido del sol por una cortina de saco. En otra foto, ya curtido y a punto de ser nombrado comandante, se lo ve en el quicio de un barracón parecido al de sus inicios, sentado, con aire patriarcal, con sus soldados a sus pies. 

En una orden del cuerpo de 23 de julio es citado como “distinguido” en la operación del 4 del mismo mes, con motivo de la citada conducción del convoy a Kobba-Darsa «por las acertadas órdenes que dio a su compañía, la que con sus fuegos eficaces protegió a viva fuerza la fortificación a él encomendada, batiendo y alejando a enemigo muy numeroso”.

El 5 de septiembre forma parte activa de la operación de retirada de fuerzas y posiciones de la línea de Lau, “sosteniendo combate con el enemigo que trataba de impedirlo”, llegando a Tisgarin el mismo día.

El 17 embarca con el resto del Batallón con rumbo a Ceuta, llegando el 18, marchando seguidamente a Tetuán y de ahí a Quitzan para proteger el flanco izquierdo de las columnas que operaban sobre Gorgues, siendo hostilizados al efectuar la retirada a Tetuán. El 21 toma parte activa en el combate para levantar el cerco a la posición de Quitzan.

El 3 de diciembre con el resto del Batallón “rechazó un violento ataque nocturno hecho por un enemigo numeroso, continuando en el Fondalillo hasta el día 10, en que tomó parte activa en la operación de retirada de fuerzas y posiciones de la línea Zoco-Ben-Karrick, librándose empeñado combate con el enemigo, teniendo la compañía de este capitán [Ynsa] 18 bajas entre oficiales y tropa y habiendo estado durante el combate bajo la acción de la artillería enemiga”.

En abril de 1924 se le concede por enfermedad el único permiso de que disfrutaría en toda la campaña, justo a tiempo para asistir al nacimiento de su cuarto hijo en Mahón. 

El 29 mayo de 1924 es destinado al Batallón de Cazadores de África nº 17. En la Orden el Cuerpo de 26 de febrero se cita a este oficial como “distinguido” con motivo del “ataque sostenido con el enemigo durante la retirada de las posiciones de la línea de Zoco-el-Arbaa de Beni-Hassan a Taranes”; el 10 de diciembre último “por la ejemplar dirección de su compañía en la retirada, protegiendo a las demás fuerzas».

Acabado el permiso, se incorpora al Batallón en Drius. Se le concede la medalla Mar de Marruecos, con pasador de Tetuán y Melilla.

El 19 de julio marcha con su compañía a la Zauia-de-Hach-Amar, quedando en la misma destacado como jefe de aquella posición. Acaba el año con la ocupación del Zoco de T´lata de Bu-be-Ker.   

En 1925 Se le concede la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo “en atención a los distinguidos servicios prestados y por méritos contraídos al asistir a las operaciones realizadas en la Zona de Protectorado en África desde el 1º de febrero al 31 de julio de 1924”.

Se le concede licencia sin permiso para contraer matrimonio. Se casa por poderes.    

Su expediente es intachable, sin que nunca tuviera ninguna sanción u observación por conducta irregular. Sobresale en táctica y arte militar, así como en ordenanzas, siendo valorada su capacidad general con la máxima puntuación. 

Acabada la campaña de África, en 1927, es destinado al Regimiento de Infantería Navarra nº 25 de Lérida. Se hace cargo del Juzgado del Cuerpo como juez instructor del Regimiento y de los expedientes de plaza. Se hace cargo asimismo del mando del 3 Batallón. Se le reconoce el derecho usar la medalla conmemorativa del homenaje rendido a S. M. los Reyes. Es ascendido a comandante. Obtiene la Medalla a la Constancia Militar.

Es destinado a Gandía (Valencia), donde desempeña el cargo de Jefe de Educación Física, Ciudadana y Premilitar. Es distinguido por la excelente dirección de la instrucción del año anterior en el Regimiento nº 25 de Navarra, en Lérida. Se le concede la Cruz de San Hermenegildo.

Con el advenimiento de la República, el comandante Ynsa queda como disponible forzoso. Esta situación, anómala, se prolongará durante casi tres años y en cierto modo frenará su carrera, dejándolo en la penuria económica. Pese a todo, había firmado la promesa de fidelidad a la República y en ella se mantendrá, trasladándose a la pequeña población marinera de Sitges, donde la vida es más económica y puede sobrevivir junto con su mujer y sus cuatro hijas.

En 1934 vuelve a tener empleo y se hace cargo del Juzgado del Regimiento de Infantería nº 10 de Gerona, donde presta “servicios extraordinarios encaminados al restablecimiento del orden” con motivo de los sucesos revolucionarios que tuvieron lugar en toda Cataluña (proclamación de la República de Cataluña por Companys; escamots parafascistas de Esquerra Republicana contra cenetistas y socialistas; sublevación de rabassaires…) y más tarde es nombrado juez eventual al objeto de averiguar las responsabilidades que pudieran derivarse de dichos sucesos en la provincia de Gerona.

Los últimos años previos a la sublevación militar de 1936, Amadeo Ynsa los pasa como comandante mayor en el Regimiento Almansa nº 15 de Tarragona. Ese traslado es un privilegio que se le concede debido a que su mujer padece de fuertes dolores reumáticos, agravados por la cercanía al río Ter del cuartel y la vivienda militar que ocupan, un edificio conventual desamortizado muy húmedo. Es propuesto para el ascenso a teniente coronel.

El día 20 de julio de 1936, el comandante es acuartelado y parte para el frente de Aragón, probablemente con la columna del teniente coronel Ángel Martínez Peñalver, formada por militares y obreros.

El día 4 de agosto del mismo año muere en el frente de Sástago de un tiro al corazón, mientras observaba posiciones enemigas.

El cadáver llega poco después a Tarragona, donde lo recibe una gran multitud. Por deseo de la familia, es embarcado en el buque “Mar Negro” y enterrado en Mahón. Lo acompañan milicianos, que desembarcan el féretro en la capital de Menorca. Allí recibe un homenaje multitudinario en el que no falta ninguna fuerza del Ejército y la Marina, guardias de Asalto, Carabineros, además de autoridades civiles, militares y representantes de entidades oficiales, políticas y obreras, más fuerzas de milicias antifascistas. Y, por supuesto, personas del común, conmovidas por el regreso del antiguo teniente Ynsa al Mahón de su juventud.

El 25 de octubre de 1936, el Gobierno de Largo Caballero lo asciende póstumamente a teniente coronel, recompensa ofrecida, cada uno en su categoría, a “todos los que sucumbieron en defensa de la República durante los últimos meses”.  

Tras el triunfo definitivo de la sublevación militar, su viuda es desposeída de la pensión que venía percibiendo y de todos los efectos de su marido (medallas, sable…), más los que su asistente recogió en el momento de su muerte (guerrera, casco, prismáticos). De Amadeo Ynsa no quedó nada, salvo un retrato al óleo que su viuda desenmarcó y ocultó durante la guerra, y que hoy se ha perdido.

NOTA: Familiares de Amadeo hablan del hayazgo de su tumba en Mahón (Menorca) Foto y texto biográfico tomados de la web de la «Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores». A su vez esta web recibe el testimonio de la familiar Marina Pino Ynsa (VER)