«40 años de exilio os contemplan».
Al regresar a su tierra tras décadas de exilio formuló esa mítica frase en el aeropuerta de Noáin.
Recogemos extractos de distintas fuentes para aproximarse a la semblanza de este mítico nacionalista vasco nacido en Estella y cuyo periplo vital tras la guerra pasa por Gran Bretaña, Venezuela, Argentina… en 40 largos años de exilio.
«Nació en Lizarra el 25 de septiembre de 1891. Estudió en el Colegio de los Jesuítas de Orduña, donde se graduó en 1907 de bachillerato.
En 1910 se licenció en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Deusto y en 1912 en la de Derecho. Se dedicó desde entonces a ejercer la abogacía. El 27 de octubre de 1916 se casó con Aurelia Pozueta Aristizabal, con quien tendría una hija, Miren, enviudando en 1918.
Ingresó en el Partido Nacionalista Vasco, por el que fue candidato a diputado foral de Navarra en 1919, 1921 y 1923, resultando elegido en las tres ocasiones si bien sólo puede acceder al escaño en 1921 y en 1930, tras el final de la dictadura de Primo de Rivera, en virtud de la elección anterior.
Durante los años 30 fue elegido diputado a Cortes por Gipuzkoa por la candidatura del PNV en las elecciones de 1933 y 1936.
Tras la sublevación militar de julio de 1936, y una vez garantizada la aprobación de un Estatuto de autonomía vasco, el 25 de septiembre de 1936 fue nombrado ministro sin cartera del Gobierno de la República. En mayo del año siguiente se le confió el ministerio de justicia, si bien al mes siguiente dimitió, por orden del PNV, en protesta por la indefensión en que el Gobierno republicano había dejado al vasco.
Ya en el exilio, creó en Londres el Consejo Nacional Vasco, organismo que pretendía paliar la ausencia de representación vasca al desaparecer el Lendakari Agirre. Irujo asumió la presidencia del organismo recien creado.
De 1945 a 1947 volvió a ser ministro del Gobierno republicano.
Por su labor en la construcción europea en 1972 fue nombrado presidente de honor del Consejo Federal Peninsular del Movimiento Europeo.
El 25 de marzo de 1977 regresó del exilio, siendo elegido senador por Navarra y parlamentario foral.
Falleció el 1 de enero de 1981.» [01]
«Era hijo del abogado Daniel Irujo y Urra, profesor de Deusto y avanzadilla del nacionalismo aranista en Navarra. Estudia el bachillerato en el colegio de los jesuitas de Orduña y Filosofía y Derecho en Deusto doctorándose en Salamanca.
Se afilia al PNV en 1908. Vuelve a Estella al morir su padre (1911). Hará las veces de padre con sus hermanos menores a los que lleva bastantes años. Manuel Irujo funda el Centro Vasco de Estella, ciudad en la que comienza a ejercer. Es elegido diputado foral en 1919 (anulada el acta) y en 1921-1923, tras haber quedado viudo en 1918.
Durante el período que ocupó el cargo manifestó su preocupación por el problema de los comunales baldíos y los latifundios navarros llegando a proponer una reforma agraria mediante adquisición de la tierra por los renteros, cosa que no consiguió llevar a efecto debido a la oposición de los terratenientes.
A su iniciativa y al apoyo de la Sociedad de Estudios Vascos se debió la creación en 1921 de la Caja de Ahorros de Navarra. Fue reelegido diputado foral de Navarra en 1923 pero su acta fue anulada al sobrevenir la dictadura de Primo de Rivera, siendo además encarcelado.
En 1930, tras la dimisión de Primo de Rivera, volvió a incorporarse a la Corporación provincial navarra en la que permanecerá casi un año (sigue…)» [02]
Siguió un trabajo incansable en el exilio. Se le reconoce haber salvado cientos de vidas, su enorme trabajo intelectual, conciliador, de coordinación en el exilio, europeista…
«Estudió en Deusto y se licenció como abogado. Parlamentario foral, diputado, creador de la Caja de Ahorros de Navarra, diputado, ministro de Justicia y sin Cartera de los gobiernos de Largo Caballero y Negrin, Delegado vasco en Londres, presidente del Consejo Nacional Vasco, escritor, músico, historiador, humanista, pero por sobre todo, exiliado (…).
En 1935, tras la famosa frase de Calvo Sotelo en el Frontón Urumea de San Sebastián diciendo que más prefería “una España roja que rota”, el siguiente paso del líder de Renovación Española fue pedir la ilegalización del PNV. Y fueron Aguirre, Picavea, Monzón e Irujo quienes protagonizaron un debate sensacional en el que Irujo le llamó a Calvo Sotelo ”el último godo”. Fueron tiempos muy difíciles, tiempos de aguda parcialización y enfrentamiento que desembocaron en una guerra espantosa que D. Manuel trató de humanizar, visitando en Madrid las morgues, votando siempre en contra de la pena de muerte, tratando de legislar en favor del más débil, regularizando el culto religioso, allí donde pudo, y todo esto en momentos de pasiones desatadas.
Irujo solía decir que él había sido el precio del estatuto de autonomía. Desgarrado por la desafección de su Navarra a causa de un cambio de actas fraudulento, cuando en setiembre de 1936 Largo Caballero quiso un ministro del PNV en su gobierno, el EBB del PNV le dijo que sí, pero antes quería que en el pleno del Congreso se aprobase el Estatuto que ya estaba dictaminado en comisión. El presidente accedió y el 1 de octubre de 1936, Manuel de Irujo, desde el banco azul, aplaudía la votación favorable a aquel articulado cuya tramitación había costado cinco largos años. No es ocioso recordar que en esos mismos momentos, el nuevo ministro, tenía a su madre, su hija, dos hermanas, su hermano menor y una cuñada encarcelados en Pamplona por los militares sublevados. Afortunadamente pudieron ser canjeados.» [03]
Fuentes
[01] Semblanza de Manuel de Irujo en Fundación Sabino Arana: VER
[02] Monografías de Manuel de Irujo en Euskomedia/Auñamendi: VER1 | VER2
[03] El blog de Iñaki Anasagasti | Los conversos a la cola: VER
Vídeo. Artículo en Euskomedia que incluye un vídeo con su biografía y testimonios de amigos, políticos, historiadores y familiares: VER